Celta-Sevilla 1-0
Partido muy disputado y peleado entre sendos clubes, lo cierto es que hubo escasas ocasiones de gol pero sí mucha intensidad. Ningún equipo lograba tener el dominio del partido; el juego y la posesión del esférico iba a "trompicones", como si estuviera rebotando en dos muros. Tanto Celta como Sevilla se encontraban muy bien plantados sobre el césped, la actitud de los jugadores era apropiada, sólo faltaba clarividencia y pausa, o en su defecto, algún destello de un futbolista. Esto último es lo que sucedió, ya que, una vez comenzada la segunda parte, Abel Álvarez (dorsal 10) convirtió el único y decisivo gol, tras una jugada individual en una transición ofensiva donde tiró de fuerza y potencia. El Sevilla intentó empatar por todos los medios pero fue víctima de la precipitación, y no llegó al marco rival con claridad suficiente. Les sobró energía pero les faltó acierto y pegada, en mi opinión, tanto a un equipo como al otro. Se echó de menos lo que a mi me gusta denominar “punch”.
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